miércoles, diciembre 13, 2006

Eterno retorno

A veces la programación en televisión abierta o el cable nos ofrece buenas películas para estas temporadas decembrinas, tal es el caso de Groundhog Day, la cual seguro han visto aunque no se acuerden. Esta película noventera protagonizada por Bill Murray y Andie MacDowell trata sobre un reportero del clima que es enviado a cubrir el Día de la Marmota, una tradición gringa que se realiza el 2 de febrero y que tiene por objetivo predecir la duración del invierno mediante el comportamiento de la marmota Phil.

Bill Murray es el amargado y cínico Phil Connors que desprecia dicha tradición e intenta conquistar a su productora Rita (MacDowell, también famosa por sus comerciales de Revlon). Sin embargo, después de quedar atrapados en el pueblo por culpa de una tormenta, Phil comienza a revivir el día de la marmota una y otra vez, con momentos hilarantes y de humor negro al principio y de superación y búsqueda interna al final.

Ahí radica la genialidad del guión y la actuación de Murray porque lo vemos suicidándose varias veces, contestando las preguntas del Jeopardy y esquivando a la gente molesta del pueblo. Ensayo y error. La película es muy buena y la renté por primera vez en el videoclub Video Volente que estaba cerca de mi casa, razón por la cual desde muy pequeño soy un adicto al cine. Todavía me acuerdo cuando la renta costaba 6 pesos y cómo fue subiendo, no cabe duda que soy parte de la Generación de la Crisis.

¿Se imaginan revivir un mismo día muchas veces como le ocurrió a Phil Connors? La trama de la película se vincula con la idea de la cual hace referencia Milan Kundera en su novela La Insoportable Levedad del Ser, la idea del eterno retorno, concepto que retoma de Nietzsche. Líneas abajo la continuación de la reflexión filosófica de Kundera:

Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht).

Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.

¿Pero es de verdad terrible el peso y maravillosa la levedad?

La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.

Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.

Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?

Este fue el interrogante que se planteó Parménides en el siglo sexto antes de Cristo. A su juicio todo el mundo estaba dividido en principios contradictorios: luz-sombra; sutil-tosco; calor-frío; ser-no ser. Uno de los polos de la contradicción era, según él, positivo (la luz, el calor, lo fino, el ser), el otro negativo. Semejante división entre polos positivos y negativos puede parecernos puerilmente simple. Con una excepción: ¿qué es lo positivo, el peso o la levedad?

Parménides respondió: la levedad es positiva, el peso es negativo.

¿Tenía razón o no? Es una incógnita. Solo una cosa es segura: la contradicción entre peso y levedad es la más misteriosa y equívoca de todas las contradicciones.


Pensamiento marginal: este fin de semana fue totalmente de compras navideñas, Grace y yo anduvimos en la venta nocturna de Livelpulgas. Ella se compró un reloj swatch, una camisa para su papá y una bolsa para su mamá, en cambio yo me compré una hermosa cámara Lumix de Panasonic, el nuevo objeto de mi afecto.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo aun no entiendo como diablos puedes comprar tantas cosas y sin chamba.. eres mi ídolo
Yo tambien compré muchas cosas en la venta noctura de liverpulgas, pero con la diferencias que todo era para mi!!
Yo prefiero la carga que la levedad... porque entonces no podría vivir todo lo que he vivido y donde quedarían mis experiencias de vida?
Es un tema maravilloso para poder discutir... absolutamente... magnífico, me gustó mucho.

Anónimo dijo...

si, yo tampoco lo entiendo.
y la pregunta de los 64 mil pesos
¿como se llama el señor de la video?. hasta la fecha desconosco su verdadero nombre. saludos

Anónimo dijo...

Creo que el comentario sobre tu post anterior se podría aplicar también a este... aunque no podría contestar simple y llanamente para escoger la levedad o el peso..
Eligiré el equilibrio, la relatividad

Por otro lado: súper padre la cámara!! y una victoria para nosotros, por haber conseguido "el descuento prometido" jejejeje =0)

Anónimo dijo...

asi que andas billetudo, bueno, pues cuando llegues nos vas a invitar a todos tus lectores, fieles lectores y bloggers una cena en l bennigans, o al menos un alambre de "pikantes tacos shop"

Anónimo dijo...

oye conoces a Abner Mendoza González